24 de junio de 2012

No estás sola, yo te entiendo.

Sé que nosotras, las mujeres, muchas veces pensamos que nadie podría comprender cómo nos sentimos. Nunca nos damos cuenta de que la persona que podría escucharnos y decir "sé lo que se siente" podría estar más cerca de lo que creemos. Quizá no sea tu amiga o tu hermana, pero bastará, créanme, con el solo hecho de que sea una mujer quien escuche o lea nuestros pesares.
Es difícil explicarle al enamorado lo molesta que se puede estar cuando la razón del enojo es precisamente él.
Me he pasado horas de horas buscando y maquinando alguna manera de hacer más fácil la comprensión de mis problemas o dudas a mi enamorado; llegando varias veces a rendirme y olvidar mi molestia, aunque sé que cuando algo parecido vuelva a suceder, volverán mis recuerdos y el problema o la situación será más grande. Últimamente, por mi bien, me he dado cuenta, como espero que ustedes también lo noten, que no estoy sola. No he sido la única que se ha puesto roja de la ira, que ha querido ser tragada por la tierra, que ha pensado en cómo utilizar el sarcasmo para ofender y sentirse bien sin que no se den cuenta...
Me alegra saber que no estoy sola, y más aún, que nunca lo he estado. Y no confundan estas líneas con alguna idea feminista, porque no tiene nada que ver... sino que muchas veces he escuchado a los hombres decir "¡¿quién entiende a las mujeres?! Y me doy cuenta que es verdad, desde su punto de vista, claro está.
Es que seamos sinceras: somos complicadas o hacemos las cosas complicadas...
Al final no importa, porque hablando entre nosotras encontramos el tan preciado "te entiendo".
No esperemos que el novio nos entienda a la primera, porque muchas veces su orgullo o detestable ego hará que esté cegado o sordo...
La solución a un mal humos se encuentra hablando, primero, con una mujer.
Si una mujer, después de haberte escuchado, te da un consejo: guárdalo bien. Tenlo presente.
Recuerda que no estás sola; alguien más, quizá, ha pasado lo mismo que tú y podrá decir "te entiendo".